miércoles, 9 de febrero de 2011

Los artesanos en Sueño de una noche de verano

Sueño de una noche de verano es un gran estallido de la imaginación creadora, de la imaginación vitalista. Creo que ni el propio Shakespeare fue consciente de la obra que escribió. No es una obra reflexiva sino impulsiva como un arrebato. Aunque a primera vista pueda parecer que está repleta de metáforas gastadas, de imágenes comunes en el pensamiento amoroso occidental, Shakespeare logra crear una gran obra de la ensoñación, una polífonía sensorial. Hay que ser un director de escena muy fino para lograr crear esta atmósfera de sueño sin caer en la cursilería más atroz de vestidos de tul y gasas de seda, o por miedo a repetir este mismo cliché hacer desvanecer la atmósfera de ensueño con un gesto realista o con una metáfora conceptual. Por esta razón recomiendo al director de escena centrarse con los actores en lo que es más físico y sensorial: el deseo. Cuando se está enamorado el cuerpo está ardiente, las pupilas se expanden, los colores se intensifican, nos enroscamos en los olores. Observad a los animales cuando están en celo, como se comporta la naturaleza cuando se prepara para la procreación. Todo los seres se vuelven locos. Es el solsticio, es luna llena. Es el momento en que en muchas culturas se expresan los ritos de la virginidad.

He visto Sueño de una noche de verano en el teatro. Todas me han decepcionado aunque de todas estas representaciones he sacado algo positivo. Recuerdo haber visto esta obra desde la tramoya a veinte metros de altura sobre el escenario, los actores eran manchas blancas sobre el escenario, era el operario que bajaba aquel día la luna llena con un cordel. He interpretado al joven Lisandro en la divertida escena en que Helena le persigue en el bosque. Ahora que soy más mayor podría ser un burro bien tiznado. Como herrero me encantaría pertenecer a la troupe de artesanos auque fuera en el más pobre papel -como el de sujetar la candela-.

Os voy a contar como me imagino Sueño de una noche de verano, es el acto II i, entran Oberon y Titania con sus respectivos séquitos. es una tormenta.....cerrad los ojos y escuchad....que los violines aticen las ramas de los árboles, que los senderos se inunden con agua de la lluvia hasta anegarlos...vamos allá....


Si leéis la escena de la trifulca entre Oberón y Titania, que es a voz en grito, mientras suena esta música es un subidón ....probadlo y veréis....

continuo mañana....






La dramaturgia del color en Sueño de una noche de verano






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