martes, 31 de mayo de 2011
sábado, 28 de mayo de 2011
domingo, 15 de mayo de 2011
Apuntes de dirección teatral sobre Sueño de una noche de verano de William Shakespeare/ El teatro –una artesanía de la psique-
Apuntes de dirección teatral sobre Sueño de una noche de verano de William Shakespeare/ El teatro –una artesanía de la psique- (primer borrador, sin concluir)
He asistido a varias representaciones de Sueño de una noche de verano en el teatro. No muchas pero suficientes para decir que cuando maltratan las figuras de los artesanos interpretándolos como unos fantoches y unas caricaturas simplonas, salgo muy enojado de la función. La última representación de Sueño de una noche de verano a la que asistí estaba firmada por un director de prestigio. ¡Con qué poca ternura trató a los artesanos! Vivimos una época que desprecia la experiencia de la labor artesana como si no tuviera nada que ver con el intelecto. La separación del logos y la techne es una discapacidad resultado de la psicología actual del trabajo. Una ontología de la inteligencia sería la mejor manera de demostrar como la techne –la destreza en crear y usar herramientas- está en los orígenes del progreso cognitivo y de la inteligencia lingüística. –Donde no alcanza la mano surge la voluntad de crear una palabra que sea una tenaza con la que apresar las cosas que nos son distantes. Esta separación progresiva del logos y la techne es una dicotomía que dificulta la expresión fluida e intuitiva del arte. El artista profesional en ocasiones desprecia al artesano, pero en el fondo le envidia. El artesano es en apariencia un hombre simple, alguien que nos parece anclado en la añoranza de una época lejana, un hombre encerrado en el obnulamiento de su labor. Así en nuestro tiempo hemos olvidado el sabor del pan pues han desaparecido los verdaderos panaderos, aquellos que al elaborar la masa murmullan un conjuro. Han desaparecido tantos oficios bellos que son necesarios para hacer bella nuestra vida. De este modo, padecemos a tantos artistas estériles que trabajan en oficinas, nos desazonan tantos charlatanes, y echamos de menos al cocinero, al ebanista, al herrero, al zapatero…ellos son hombres forjados por los silencios.
Considero que un director de escena que asevere conocer en profundidad Sueño de una noche de verano no puede obviar la enorme importancia que tienen las figuras de los artesanos durante la trama dramática. Al parecer la obra que preparan los artesanos posee una importancia capital. Merecen que recordemos aquí los nombres de los artesanos: Fondon el carpintero, Flauta el remiendafuelles, Morros el calderero, Hambron el sastre, Ajuste el ebanista. Hay que nombrarlos muchas veces e imaginar detenidamente sus rostros, sus manos, sus figuras, sus herramientas. Son todos estos personajes hombres de un solo oficio. En un tiempo no muy lejano los secretos de los oficios artesanos eran la herencia de una sabiduría familiar que tenía la edad de varias generaciones. Nunca se deja de admirar la mano que labora diestramente un oficio de antaño. Observar a un artesano trabajar es una delicia que nos sumerge en la imaginación del homo faber. Es tan suscitante para la imaginación trabajar con las manos, tocar, sentir las asperezas y resistencias de cada materia. La mano industriosa sueña. Que bellas son las herramientas desgastadas por el uso, observar como la mano ha dejado horadada su huella en cada utillaje durante los años de labor, como se expresa en ellas el paso del tiempo, qué mágico es visitar un taller. Nunca un director de escena debe unificar los caracteres de los artesanos haciendo de estos personajes uno solo simplificando uno de los principales motivos de la obra. Cada artesano es la expresión de un mundo íntimo con su labor, y representan una ensoñación de la voluntad y del trabajo.
Como todos ellos son hombres de oficio aquello que emprenden lo realizan con el mayor cuidado y esmero. En esta ocasión que nos describe las escenas de la obra se reúnen bajo la luz de un farolillo, después de un día de trabajo en sus talleres, para ensayar una obra de teatro. Han encontrado un nuevo oficio. El teatro es un oficio de artesanos y no es anecdótico que los fundadores del teatro isabelino fueran también artesanos: carpinteros, herreros, batihojas. El propio teatro isabelino fue construido por los mismos actores. Esta ética artesana está desapareciendo del teatro.
En alguna ciudad del mundo seguramente un grupo de personas se reúnen para hacer algo juntos. Son diletantes que han dado un paso que suele olvidarse en el arte que llamamos oficial o hecho por profesionales. Estas personas quieren hacer teatro y se reúnen en alguna buhardilla, en el rincón de un almacén, en una habitación de sus casas para pintar un escenografía, coser un vestuario, ensayar un papel dramático. El entusiasmo es tan valioso que olvidamos lo importante que es para la creación. El teatro es divertido, colectivo, es un juego, y sobre todo, una artesanía. La ingenuidad en el arte renueva en nosotros una alegría incomparable que no encontramos en los discursos serios de la cultura. Cuando Shakespeare escribió para el teatro no se consideró en su época que sus textos dramáticos fueran literatura elevada. Shakespeare escribió para los actores, para el teatro, para el público, y lleno el globe de personas que antes asistían a espectáculos denigrantes como las batalla de osos. Imaginad que en nuestra época la gente apagase los televisores y se reuniesen en un lugar donde la psique se siente alentada por imágenes poéticas. Es esta poéticoesfera la que nos es necesario volver a crear. Este grado de sintonía mental con las cosas y entre las personas
Fijaos si es tanta la importancia que William Shakespeare da a la subtrama de los artesanos como para que sospechemos que nos quiere decir algo. Las escenas donde aparecen los artesanos son muchas: en el acto I ii, III i, IV i, IV ii, y la mayor parte del último acto V i. ¿Por qué?
Sueño de una Noche de Verano, obra que nos enseña la química del amor en toda su efervescencia ensoñada es también un canto de amor al teatro y Shakespeare nos lo muestra en las figuras más humildes del reparto. Los humildes hacen mucho y hablan poco. Pasa que los personajes en apariencia simplones tienen sueños sin fondo, alcanzan la raíz del onirísmo creciente. Bottom nos dice en este parlamento:
Pero muchas veces siento que cuando representan Sueño de una noche de verano se ríen de los artesanos, no nos reímos con ellos. Fondon es un tonto con capirote, Membrillo un indigno mecánico grasiento. Que gran error y que prepotencia considerarse en la visión legítima del arte sin apreciar la mano artesana, sin mirar con ternura a cada unos de estos artesanos. Nunca os burléis o consideréis pobre el trabajo del artesano. Él lleva la antorcha de la creación y la inquietud. Leed estas palabras de Teseo antes de comenzar la función La terrible tragedia de Píramo y Tisbe:
Teseo:
Quiero oír la obra,
Pues no hay nada que sea incorrecto
Si lo ofrecen la lealtad y la buena fe […]
Hipólita:
No quiero ver agobiada a la humildad,
Ni que sufra la lealtad por dar servicio.
Teseo:
Más bondad mostraremos dando las gracias por nada
Nos distraerá tomar a bien lo que hacen mal
Y, si fracasa la humilde lealtad, lo generoso
Es valorar el esfuerzo, no el efecto.
Dondequiera que he ido, grandes sabios
Me acogían con discursos preparados:
Los he visto temblar, palidecer,
Ahogar de miedo sus palabras ensayadas,
Para, al final, quedar sin habla
Y no darme la bienvenida. Créeme, mi amor:
Escuché su bienvenida en su silencio
Y su muestra temblorosa de lealtad
Me decía tanto como la fluida palabra
De la elocuente impertinencia y atrevida.
El amor y la callada sencillez
Ay hablan menos dicen más, a mi entender.
Pero de lo que quería hablaros finalmente al sacar a colación el valor de la artesanía es como el lenguaje alcanza también ser una artesanía psicológica, una orfebrería de imágenes mentales. Si este lenguaje es pronunciado en un teatro podemos descubrir como nos hace hablar de una forma renovada y original, renueva el ritmo de nuestro aliento .
Vivimos un tiempo donde ya no se gestan imágenes hay que producirlas con celeridad, ponerlas en circulación con un discurso volátil.
Es más: crear imágenes bellas en la mente es una artesanía psíquica.
domingo, 1 de mayo de 2011
El sueño del árbol lámpara...(precisar las imágenes)
El árbol había sido arrancado con sus raíces y amarrado precariamente en una farola con sogas.
Muy cerca del mismo lugar encontré un viejo escritorio de madera en mitad de la calle. Sobre el escritorio una lámpara de latón con forma de tulipa. Esta lámpara de latón de mi sueño volví a encontrarla después en un viejo hotel de Ceret.
Y pienso últimamente en este árbol y el lugar, la calle Roser. Creo que simboliza la permanente y angustiante inestabilidad existencial, de sentir que vivo en una tierra baldía donde me cuesta tanto crecer, expandirme y plasmarme.
Recuerdo los días en que subiendo la calle Roser acariciaba el viejo porton de la casa de cris. Siempre le susurraba: no te cierres nunca a mí. Muchas veces estaba entornada por la noche. Todo cambió con la nueva casa. Las cosas y espacios antiguos protegen el amor nuevo.