lunes, 2 de noviembre de 2009
Un reloj de péndulo...(primer borrador)
Los relojes de péndulo son objetos fascinantes. Hubo una época en que no había un hogar que no tuviese un reloj de péndulo colgado en la salita de estar, en el recibidor, en un pasillo. Hará un tiempo mi madre me pidió que le consiguiese un reloj de péndulo para nuestra casa. Al principio me pareció un antojo y pasé meses sin prestar atención a la petición con cierto desdén. Al reunirnos simpre me recordaba que si había encontrado un reloj de péndulo. Un día bajé a los encants por la mañana y encontre varios puestos con montones de maquinarias de reloj. A los encants suelen ir coleccionistas de relojes y relojeros. Los puedes observar inspeccionando maquinarias con su lupa de bolsillo desplegable. A veces discuten entre ellos sobre la calidad de las esferas o la antiguedad de la maquinaria. Parecen comerciantes de joyas que saben leer en una piedra preciosa la calidad del tallado. El valor de una piedra preciosa, según me han explicado también depende de la precisión y forma del tallado, no solo el grado de pureza de la pieza. Es una regla fundamental de la imaginación: a lo que es valioso nuestra imaginación aporta una plusvalía de la invención artesana. Así que, he comprado varios relojes de péndulo y he estudiado con sumo detenimiento como funciona su maquinaria y he logrado arreglar un reloj, que conservo actualmente en mi casa de Glories. No me importa que se retrase o suenen los repiques con desacierto horario. Me gusta el sonido, me intriga el sonido y su origen. ¿Por que los relojes de péndulo poseen este sonido tan peculiar?
Conseguí otro reloj, bastante bien conservado y se lo envié a mi madre, con unas instrucciones: -Deberás ir a un relojero de oficio para que ponga a punto la ,maquinaria, la carcasa de madera deberás lijarla con cuidado y darle una imprimación de barniz mate muy fina. Cuando esté arreglado al colgarlo en la pared debarás nivelarlo con mucha paciencia pues el mínimo desnivel hará que el péndulo se detenga. Para poder nivelarlo en el eje de profundidad, en la base hay un par de tornillos con una cabeza esférica.
Me olvidé de una última instrucción: cuando con tu dedo impulses el péndulo deberás echar tu aliento sobre el círculo dorado. Ofrecer nuestro aliento en el punto clave de un objeto que lleva mucho tiempo sin funcionar es una acción que suelo realizar. Entregamos con esta acción alma a un objeto, se magnetiza de aura.
He reflexionado algo sobre el por qué del repique del reloj de péndulo. En el fondo de la cajezuela tienen una espiral de acero que es golpeada por un martillito. En el pasado el reloj de péndulo llegó a las casas de la ciudad como una añoranza del sonido de los campanarios en los pueblos. No había relojes pues las campanas marcaban la temporalidad de la vida rural. Los casamientos, las defunciones,, la amenza de un fuego antes de la cosecha, cualquier festividad religiosa, eran distinguidas por distintos repiques. Aún hoy se conserva entre hombres muy ancianos la profesión de campanero, profesión que exige destreza, pulso y buen oído para que la campana. El reloj de péndulo nos remite a esta nostalgia de la campana pues la llegada de los hombres de los pueblos a las urbes hizo desaparecer mucho de los sonidos y los silencios de antaño. La ciudad creo para sus habitantes sonidos nuevos. Hay una estela de palabras ligadas oníricamente al sonido del péndulo: campana, campanario, horizonte, llanura. La campana y el campanario es un eje axial en el espacio, es el punto de referncia simbólico que delimita un valle o una comarca. Cuando te vas alejando de un pueblo y dejas de oír el sonido del campanario ya estás en otro lugar, en otro valle. La ciudad borró estas sensaciones del pasado. Las ciudades no tienen horizonte, el horizonte se ensueña mal en una ciudad, a lo sumo, solo cabría hablar de una poética de la azotea. Finalmente, el reloj de péndulo y su repique metálico restauró las sensaciones auditivas que aún hoy pueden sentirse en algún pueblo perdido.
Conseguí otro reloj, bastante bien conservado y se lo envié a mi madre, con unas instrucciones: -Deberás ir a un relojero de oficio para que ponga a punto la ,maquinaria, la carcasa de madera deberás lijarla con cuidado y darle una imprimación de barniz mate muy fina. Cuando esté arreglado al colgarlo en la pared debarás nivelarlo con mucha paciencia pues el mínimo desnivel hará que el péndulo se detenga. Para poder nivelarlo en el eje de profundidad, en la base hay un par de tornillos con una cabeza esférica.
Me olvidé de una última instrucción: cuando con tu dedo impulses el péndulo deberás echar tu aliento sobre el círculo dorado. Ofrecer nuestro aliento en el punto clave de un objeto que lleva mucho tiempo sin funcionar es una acción que suelo realizar. Entregamos con esta acción alma a un objeto, se magnetiza de aura.
He reflexionado algo sobre el por qué del repique del reloj de péndulo. En el fondo de la cajezuela tienen una espiral de acero que es golpeada por un martillito. En el pasado el reloj de péndulo llegó a las casas de la ciudad como una añoranza del sonido de los campanarios en los pueblos. No había relojes pues las campanas marcaban la temporalidad de la vida rural. Los casamientos, las defunciones,, la amenza de un fuego antes de la cosecha, cualquier festividad religiosa, eran distinguidas por distintos repiques. Aún hoy se conserva entre hombres muy ancianos la profesión de campanero, profesión que exige destreza, pulso y buen oído para que la campana. El reloj de péndulo nos remite a esta nostalgia de la campana pues la llegada de los hombres de los pueblos a las urbes hizo desaparecer mucho de los sonidos y los silencios de antaño. La ciudad creo para sus habitantes sonidos nuevos. Hay una estela de palabras ligadas oníricamente al sonido del péndulo: campana, campanario, horizonte, llanura. La campana y el campanario es un eje axial en el espacio, es el punto de referncia simbólico que delimita un valle o una comarca. Cuando te vas alejando de un pueblo y dejas de oír el sonido del campanario ya estás en otro lugar, en otro valle. La ciudad borró estas sensaciones del pasado. Las ciudades no tienen horizonte, el horizonte se ensueña mal en una ciudad, a lo sumo, solo cabría hablar de una poética de la azotea. Finalmente, el reloj de péndulo y su repique metálico restauró las sensaciones auditivas que aún hoy pueden sentirse en algún pueblo perdido.
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