El poético-análisis1.
Es una noción, sin embargo, de la que tenemos pocas pistas que clarifiquen su sentido metódico si nos atenemos fielmente a lo que G. BACHELARD nos explica en sus ensayos. Hemos recogido estos dos extractos, el primero de ellos perteneciente a su último libro Fragmentos de una Poética del Fuego para intentar recoger una definición más concreta:
“Una filosofía del lenguaje debería, pues, unir las enseñanzas del psicoanálisis y de la fenomenología. Sería entonces menester añadir el psicoanálisis un poético-análisis donde se pondrían en orden todas las aventuras del lenguaje, donde se daría libre curso a todos los medios, a todos los talentos de expresión. Para desentrañar en todas sus sutilezas un poético-análisis de un hombre que se expresa, no hay que contar con los psicoanalistas. Son escasos los psicoanalistas que leen a los poetas, que señalan cada día de su vida por el amor por el poema. El poetico-análisis, debería ser pues una profundización muy íntima de la alegría de imaginar. Cada uno comenzará entonces, por medio de un poético-análisis, su propio psicoanálisis. Un autopsicoanálisis es fácil cuando se es viejo. Para un poético-análisis bueno y fervoroso sería necesario ser joven. Así el largo relato de mis tormentos de método, cuya historia he querido narrar, no conduce a una tranquilidad homogénea. Cuanto más trabajo, más me diversifico. Para encontrar una unidad de ser, sería necesario tener todas las edades a la vez.” (FPF: 62 el subrayado es nuestro)
“Hay una tarea abierta a un poético-análisis que podría ayudarnos a reconstruir en nosotros el ser de las soledades liberadoras. El poético-análisis debe devolvernos todos lo privilegios de la imaginación” (PES: 151 el subrayado es nuestro)
El poetico-análisis englobaría una actividad lectora de la poesía que restablece la imaginación del lector como creador, siempre en el sentido en que la poesía es una expansión de la psique del lector. El poeticoanálisis no hace sino resumir el drama de método que intenta encarar la obra de G. BACHELARD. Con esta noción más que encontrarnos ante un método analítico resumiría un conjunto de procedimientos heurísticos por los cuales el lector puede hacer del poema un objeto de descubrimiento de su propia imaginación. El objetivo de un poeticoanálisis es una iluminación, una liberación de las resistencias de la imaginación. A través de un poeticoanálisis el individuo crea una poéticoesfera donde las imágenes se renuevan incesantemente. Un análisis que para nada puede constreñir la diversificación de las imágenes que pueden llegar a originarse. Con esta noción G. BACHELARD intenta suplantar al psicoanalista siempre marcado por el estudio de algo externo a él. Un poeticoanálisis es más que un análisis de la imagen un autopsicoanálisis de como se incuban las imágenes en la propia intimidad y soledad del lector cuando se vive en profundidad el lenguaje a través de la lectura. G. BACHELARD incluso llega a hablar con esta noción algo ambigua de dos métodos contrarios que podrían llegar a complementarse:
“Es posible incluso que un doble método que enlace dos métodos contrarios, uno que vuelva hacia atrás y otro que asuma las imprudencias de un lenguaje controlado, uno dirigido hacia la profundidad y otro dirigido hacia las alturas, produjera oscilaciones útiles y permitiera hallar el punto de unión entre las pulsiones y la inspiración, entre el empuje y lo que aspira”. (FPF: 61)
Esta definición metódica e, a nuestro entender, excesivamente general y demasiado poco precisa pues G. BACHELARD no nos explica como sería una metodología que aunase un psicoanálisis de las imágenes y una fenomenología de las imágenes en un estudio que en sus propias palabras resumiera esas oscilaciones entre la pulsión y la inspiración. Tan solo la rescatamos en este presente estudio como una noción que sin duda puede englobar una diversidad de métodos postulados por G. BACHELARD. Siguiendo las pistas que nos ofrece G. BACHELARD con el poeticoanálisis intentaremos descubrir en el corazón del poema dramático “la alegría de imaginar imágenes que son antiguas imágenes, nuevas imágenes, y al fin, nuestras imágenes. La literatura dramática es a fin de cuentas nuestra poéticoesfera.
1 BACHELARD, Op. Cit. 2002. p. 46-47. En estas páginas G. BACHELARD se pregunta cómo podría someterse con una serie de pruebas y mediciones una imaginación. Los test del psicólogo que examinan la conciencia del individuo fracasarían al intentar establecer unos baremos, porque “Los poetas siempre imaginarán más rápido que los que miran imaginar”. La imaginación no puede ser tratada así como un objeto externo a nuestro ser, debe estudiarse desde nuestra autobservación.
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