sábado, 5 de febrero de 2011
Hamlet: la poesía del fracaso
Hamlet es una obra que me emociona. He estudiado el drama y he realizado algún cartel. Me imagino un palacio de sombras, espejos y oro. La falsedad y el simulacro es un palacio dorado de pompas y oropeles. Para comprender Hamlet hay que olvidar todo lo que nos han dicho, todo lo que hemos visto representado en el teatro o en el cine y preguntar al libro, buscar las respuestas en el texto.
No es nada obvio recordar que Hamlet es ante todo un príncipe: es el heredero de su reino, posee una notable sabiduría y ágil erudición, está dotado de sobria y elegante belleza, es el futuro guía moral de un pueblo, es en definitiva la encarnación suprema del hombre . Para comprender esto que estoy diciendo hay que profundizar en el conocimiento de la cosmovisión medieval, tan bien interpretada por LOVEHOY en su libro "La larga cadena del ser". En la cosmovisión isabelina desde un guijarro del camino, un árbol del monte, o un mendigo estaban unidos por una larga cadena a Dios, componiendo sucesivos rangos y escalones. Un Rey era la asignación providencial más suprema en el destino de un hombre, de este modo, el Rey era un guía espiritual, un hombre que marcaba el sello de una época. Hay que apuntar aquí como en Shakespeare algunos reyes de sus obras traen la luz frente a las tinieblas o se comportan como santos milagrosos-leed Ricardo II-. También Ricardo II se encuentra como Hamlet en la misma encrucijada vital . El cambio de una cosmovisión antigua a la modernidad está representada en el espejo fragmentado: la imagen del Rey está hecha pedazos. Desde aquí cualquiera puede ser un Rey -solo hace falta no tener escrúpulos -hasta un bufón puede llegar a ser Rey si posee astucia e inteligencia -Ricardo III-..
Es por esta razón que no se puede leer Hamlet sin tener constancia del pensamiento teológico de su época. Tomar constancia del pensamiento teológico cuando se lee a Shakespeare es una iniciativa a la que muchos lectores echa para atrás. Pues bien, por ejemplo, la palabra alma es importantísima en la obra hasta tal punto que las reservas de Hamlet de ejecutar su venganza son inhibidas por no hallar un momento pertinaz. Cumplir una venganza y seguir los dictados morales es una tarea no excluyente sino complicada. Hay que encontrar el momento y la forma, hay que seguir un protocolo. Hasta la venganza tiene una escolástica muy bien dictada. Condenar el alma era una cosa muy seria, más que la propia muerte.
Como estamos ante el fin de una cosmovisión en que los reyes eran hiperiones, -el padre mítico-, y Hamlet pertenece de lleno a este imaginario, lo que acaece es que Hamlet solo puede hacer una cosa: morir. La obra es la preparación de una pira sacrificial. La muerte de Hamlet no deja de ser un sacrificio fracasado pues es perpetrado por un revés de la fortuna -la espada envenenada de Laertes- . Morir como muere Hamlet es un fracaso poético -leed como se consuela con Horacio - deja en manos de otro que escriba la leyenda -leyenda que no ocurrió más que en la imaginación de Hamlet. Lo que me sorprende de Hamlet es como envejece durante la obra tras las máscaras en las que se esconde. En otra ocasión hablaré del árbol cósmico y la figura del padre y las metáforas del envenenamiento.
Os podría contar infinitas cosas de Hamlet , una obra que Hamlet desea escribir como un drama cósmico en un lenguaje de llamas -leed el Hiperión de Holderlin o los versos que declama ante los cómicos-, y que se desarrolla como un drama familiar de tintes psicoanalítcos- y que no es más que una obra del absurdo: cuánto más sueña la conciencia en elevarse más se hunden los pies en el fango . En Hamlet está ya desarrollado el teatro de Samuel Beckett -leed la escena de los enterradores-.
Yo quería destacar ahora solo una cuestión. El personaje que más me intriga en Hamlet es Gertrudis, su madre. Ella posee la clave. Es el personaje que menos parlamentos, creo, tiene en la obra, y es la que más secretos guarda. ¿De quién es hijo Hamlet? A este respecto recuerdo una anécdota que me relató una amiga de su propia abuela. Hacía muchos años su abuela en un accidente había quemado su casa. Guardo el secreto muchos años hasta que un día, cincuenta años después se lo confesó a su nieta con cierto sonrojo. Es un poco lo que pasa en Hamlet con Gertrudris....la clave de la obra -para directores de escena- esta en el binomio Ofelia-Gertudris. "El silencio de una mujer puede ser pesado como una losa"....
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